En una jaula de oro, pendiente de un balcón,
se hallaba una calandria, cantando su dolor.
Hasta que un gorrioncillo a su jaula llegó,
“si usted puede sacarme, con usted yo me voy.”
Y el pobre gorrioncillo, de ella se enamoró,
y el pobre como pudo los alambres rompió.
Y la ingrata calandria, después que la sacó,
tan luego se vio libre, voló, voló y voló.
El pobre gorrioncillo, todavía la siguió,
pa' ver si le cumplía lo que le prometió.
La malvada calandria, esto le contestó:
“a usted ni lo conozco ni presa he sido yo.”
Y triste el gorrioncillo , luego se regresó,
se paró en un manzano, lloró, lloró y lloró.
Y ahora en esa jaula, pendiente de un balcón,
se encuentra el gorrioncillo, cantando su pasión.
(BIS TODO)
LA CALANDRIA
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D. R.
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